Poema a un instrumento musical
Poemas a instrumentos realizados por estudiantes de español en España
EL VIOLÍN. Johanna Prantl
El arco sobre las cuerdas,
los dedos se mueven rápidos,
tiemblan.
Un acierto falso,
pero es un buen músico,
no se distrae por eso.
El juego continua
hasta que el arco no puede más.
A UN INSTRUMENTO MUSICAL. Alan Hughes
Su sonido dulce parece,
como el primer pájaro
de la mañana
esperando la llegada
del día.
Aumenta y calla
como las olas del mar.
Puede ser fuerte o ligero,
alegre o doloroso.
Tanto como puedes sentirlo
pronfundamente en tu corazón.
EL TAMBOR. Billy Shannon
Más fuerte que un toro,
más hondo que el mar,
más rápido que una gacela.
Sin parar, sin esperar.
El contexto de mi vida,
el contexto del amor,
el objeto de mi corazón.
El tambor.
LA BATERÍA. Thomas Ennemoser
Empieza el ritmo del tiempo antiguo.
Básico, violento: bum, bum, bum.
Por el bosque los árboles escuchan.
El viento hace vibrar las ramas.
Empieza el sonido del tiempo modero;
complejo de armonía: ching, ching, ching.
Por la ciudad la gente escucha;
la sangre vibrando por las venas.
Los que tocan lo envidian;
la básica emoción.
Los tambores lo disfrutan;
la batería empieza el corazón.
EL SAXÓFONO. Lisa Paul
Entre el alma
al saxófono.
La nota tiembla,
aumenta sigilosamente.
Entrega el alma
al saxófono.
Se rompe la tranquilidad
de la noche.
Entrega el alma
al saxófono.
Despliega bajo
la luz de la luna.
Lanza el corazón
Es imposible escapar.
Un abrazo sensible.
EL BANDONEÓN TRISTE. Giovambattista Castagna
Cuando con las manos ligeras
suavemente toca las claves
todo desaparece, todos se paran.
Una melodía pasional y triste
sale de las notas calientes.
Y después de un rato explota el baile.
Hombre y mujeres sin hablar
mirándose a los ojos
se unen en un único cuerpo
conducidos por las notas del bandoneón.
Se hablan sin palabras, con los ojos,
y el lenguaje del cuerpo,
es más fuerte que todo.
Así nace el tango
por un bandoneón triste
que una noche encendió
el Río de la Plata
y el el baile reveló
su secreto de amor
EL VIOLÍN. Johanna Prantl
El arco sobre las cuerdas,
los dedos se mueven rápidos,
tiemblan.
Un acierto falso,
pero es un buen músico,
no se distrae por eso.
El juego continua
hasta que el arco no puede más.
A UN INSTRUMENTO MUSICAL. Alan Hughes
Su sonido dulce parece,
como el primer pájaro
de la mañana
esperando la llegada
del día.
Aumenta y calla
como las olas del mar.
Puede ser fuerte o ligero,
alegre o doloroso.
Tanto como puedes sentirlo
pronfundamente en tu corazón.
EL TAMBOR. Billy Shannon
Más fuerte que un toro,
más hondo que el mar,
más rápido que una gacela.
Sin parar, sin esperar.
El contexto de mi vida,
el contexto del amor,
el objeto de mi corazón.
El tambor.
LA BATERÍA. Thomas Ennemoser
Empieza el ritmo del tiempo antiguo.
Básico, violento: bum, bum, bum.
Por el bosque los árboles escuchan.
El viento hace vibrar las ramas.
Empieza el sonido del tiempo modero;
complejo de armonía: ching, ching, ching.
Por la ciudad la gente escucha;
la sangre vibrando por las venas.
Los que tocan lo envidian;
la básica emoción.
Los tambores lo disfrutan;
la batería empieza el corazón.
EL SAXÓFONO. Lisa Paul
Entre el alma
al saxófono.
La nota tiembla,
aumenta sigilosamente.
Entrega el alma
al saxófono.
Se rompe la tranquilidad
de la noche.
Entrega el alma
al saxófono.
Despliega bajo
la luz de la luna.
Lanza el corazón
Es imposible escapar.
Un abrazo sensible.
EL BANDONEÓN TRISTE. Giovambattista Castagna
Cuando con las manos ligeras
suavemente toca las claves
todo desaparece, todos se paran.
Una melodía pasional y triste
sale de las notas calientes.
Y después de un rato explota el baile.
Hombre y mujeres sin hablar
mirándose a los ojos
se unen en un único cuerpo
conducidos por las notas del bandoneón.
Se hablan sin palabras, con los ojos,
y el lenguaje del cuerpo,
es más fuerte que todo.
Así nace el tango
por un bandoneón triste
que una noche encendió
el Río de la Plata
y el el baile reveló
su secreto de amor
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